El Papa de Roma ha visitado Madrid para protagonizar una Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Ha conseguido reunir un millón de jóvenes en una eucaristía que ha recibido el nombre de campamento de la fe.Sin quitar razones a los que consideran que en el mundo actual nos falta fe, también se debe considerar que la fe no sólo debe ser religiosa y que cuando la fe tiene nombre y apellidos, seguramente ya podemos empezar a dudar. Las imágenes que se han emitido han mostrado una juventud exaltada, ferviente, animada, llamativa, pancartera, fiel … con un punto de forofismo que se debía contextualizar para no confundirlo con el concierto de rock de turno o el partido de fútbol al máximo nivel. Con gran escepticismo he podido seguir la noticia con cierta pesadumbre y preocupación. Cuando desde unas posiciones cristianas se tiene miedo al fundamentalismo islámico en términos de religión, me pregunto si no se está contra programando un fundamentalismo de la iglesia católica.¿Como será que si cada vez la vocación sacerdotal va a menos, no salen de estos encuentros miles de jóvenes dispuestos al sacrificio de fe para siempre? ¿Qué problema genera que de esta cantera no salgan los profesionales que tienen que hacer llenar iglesias de fieles y transmitir la palabra de Dios con fervor y convencimiento?Sin entrar en detalles que desconozco voluntariamente, intuyo que con el tiempo el desencanto o el descubrimiento de la verdad hace abrir los ojos a la juventud. En una palabra, manipulación.Los jóvenes en formación no se pueden aislar del entorno familiar, cultural y educativo en el que han nacido.Es así que en países con mucha cultura religiosa y con un cierto poder político, es más fácil que la educación religiosa sea sectaria y reconduzca las almas a los objetivos de fe. De esta manera pasó con el franquismo con las iglesias llenas, asignaturas de formación religiosa católica (ninguna alternativa), eucaristías periódicas, confesiones obligadas para no ir al infierno y, en definitiva una formación en la fe que en realidad era el miedo de Dios. Cuando por un lado llega la democracia y por el otro los jóvenes tienen acceso a otras realidades de libertad, se produce el fenómeno tan habitual de renegar de lo que te han enseñado por una razón muy especial, has abierto los ojos y analizas que durante tus mejores años de adolescencia y juventud te han intentado manipular.Es muy posible que el perfil de este millón de jóvenes no sea unificado, o ya daría miedo de verdad, pero sí que algunos rasgos característicos pueden ayudar a entender su fe. Algunos vienen de países totalitarios o de poca tradición democrática, con lo que tienen todos los números para ser conducidos fuera de los caminos de la libertad personal. Otros viven en entornos familiares rígidos en las normas y en consecuencia también tienen limitada su libertad individual. Más lo son en ámbitos de educación en escuelas religiosas donde la fe tiene más valor que la ciencia y, por si no basta, los espacios lúdicos también están influidos por la presencia religiosa.Lo que sorprende es que en un mundo con red, se mantengan estas situaciones de manipulación, lo que nos hace deducir que las redes no sirven para conocer y abrirse a otras opiniones y argumentos, sino que son utilizadas para reafirmar los propios valores buscando a aquellos que piensan como tú y rechazando de entrada los que no están en tu onda. No hay lugar para la reflexión y el diálogo de las ideas. Simplemente la reafirmación del yo, que no es posible que me hayan manipulado y “me mantendré fiel a mi ámbito porque lo que da miedo es la libertad, porque está llena de dudas e incertidumbres y en el mundo que me han educado, que tiene la ventaja de tener las cosas claras, sólo hay un Dios, que lo ha hecho todo a su semejanza, que su iglesia sólo me deja follar para procrear, que me prohíbe el preservativo aunque pueda transmitir enfermedades, que me dicta normas de matrimonio sin que ellos las practiquen, que silencia la pederastia de los sacerdotes, y que en definitiva me hace la vida más fácil para que otros piensan por mí “.Afortunadamente hay miles de jóvenes que cuando tienen una oportunidad de romper su círculo vicioso en la fe, se acercan al laicismo porque desde una posición neutral está más cercano a la fe, por muy contradictorio que parezca desde posiciones religiosas establecidas. Pero mientras esto no ocurra pueden pasar años y seguramente su voto político tendrá connotaciones conservadoras que son las que han impedido durante siglos que viajemos a otros planetas, que sólo lo podamos hacer con la imaginación que, a su juicio, también es un valor que deberíamos reprimir.